Continuamos con la publicación del epistolario de Fernando de los Ríos Urruti, en una nueva entrega que completa toda la información referente a su viaje a Rusia, a su actividad en el Congreso de los Diputados, a su participación en los debates internos del Partido Socialista Obrero Español y en actos diversos organizados por ese partido o por la Unión General de Trabajadores. También se puede visualizar, a través de la correspondencia, toda la tensión suscitada en el mundo universitario español en 1928 y 1929, en la que participó de modo directo Fernando de los Ríos, renunciando a su cátedra. Los viajes científicos a América y las conferencias que dio en Nueva York, Austin, Denver, México, Puerto Rico y diversas ciudades de Cuba son otro de los elementos importantes que se traslucen de su epistolario, con una información muy detallada de sus actividades científicas y literarias en América. La Dictadura de Primo de Rivera mantuvo al Partido Socialista Obrero Español entre la hibernación y la colaboración moderada hasta 1929. Sin embargo, Fernando de los Ríos Urruti fue de los diputados y políticos del PSOE que sostuvo un enfrentamiento político e intelectual –dialéctico, por un lado, y de confrontación clara por otro–, negándose a colaborar con los enemigos de la democracia que representaban Miguel Primo de Rivera y todos sus secuaces, tanto durante el Directorio militar como en el tiempo que duró el Directorio civil. También se percibe en estas páginas el ambiente hostil que la familia De los Ríos Giner, por sus ideas, tuvo que sufrir en una Granada profundamente tradicional. Igualmente aparecen en el epistolario Hermenegildo Giner de los Ríos y Rosas, catedrático, concejal y diputado del Partido Radical, suegro de Fernando de los Ríos, y el cuñado de este último, Bernardo Giner de los Ríos García, ingeniero, arquitecto, diputado en 1931 y 1936 y “perenne ministro durante la guerra civil” en el decir de Niceto Alcalá-Zamora y Torres. Melquíades Álvarez González-Posada y Joaquín García Labella, dos catedráticos y políticos centristas, de notable vinculación afectiva y profesional con Fernando de los Ríos, cuya presencia en estas cartas es visible en momentos de esplendor, fueron asesinados en 1936, cada uno de ellos en uno de los dos bandos enfrentados. Vemos también en las páginas que siguen al gran economista norteamericano Edwin Robert Anderson Seligman y al institucionista riojano Manuel Pedro Bartolomé Cossío.