Incluye bibliografía ; Este trabajo estudia la delegación de la emisión de deuda soberana en una autoridad independiente, en el contexto de una unión monetaria donde el gasto público se determina de manera descentralizada. En el modelo, ningún agente puede comprometerse definitivamente a seguir una regla. Pero, en línea con Rogoff (1985) y con la historia reciente de los bancos centrales, el modelo supone que se puede diseñar una institución de manera que prefiera cumplir con algún objetivo claro, concreto y cuantitativo. Siguiendo el análisis de Beetsma y Bovenberg (1999), demostramos que el nivel de deuda es excesivo (respecto a la solución de un planificador social) en una unión monetaria donde un único banco central interactúa con muchos estados miembros. Extendemos el modelo de Beetsma y Bovenberg para considerar el establecimiento de una autoridad fiscal independiente (IFA en inglés) cuya meta es el mantenimiento del equilibrio presupuestario a largo plazo. Demostramos que la delegación de la emisión de deuda soberana en una IFA en cada estado miembro desplaza hacia abajo la senda temporal de la deuda. Esto se debe a la eliminación de los factores del sesgo deficitario que son resultado de la política electoral. Delegar la deuda soberana en una única IFA comunitaria disminuye aún más la deuda, al internalizarse el problema de recursos en común entre los estados miembros. Establecer un único gobierno federal para la unión monetaria tendría menos impacto sobre el défi cit, porque se solucionaría el problema de recursos en común, pero no el del sesgo defi citario de la democracia. Al mismo tiempo, el nivel efectivo de servicios públicos proporcionado por el gobierno federal podría ser menor, debido a la menor efi ciencia de información asociada con decisiones centralizadas ; This paper studies the effects of delegating control of sovereign debt issuance to an independent authority in a monetary union where public spending decisions are decentralized. The model assumes that no policy makers are capable of commitment to a rule. However, consistent with Rogoff (1985) and with the recent history of central banking, it assumes that an institution may be designed to have a strong preference for achieving some clear, simple, quantitative policy goal. Following Beetsma and Bovenberg (1999), we show that in a monetary union where a single central bank interacts with many member governments, debt is excessive relative to a social planner’s solution. We extend their analysis by considering the establishment of an independent fiscal authority (IFA) mandated to maintain long-run budget balance. We show that delegating sovereign debt issuance to an IFA in each member state shifts down the time path of debt, because this eliminates aspects of deficit bias inherent in democratic politics. Delegating to a single IFA at the union level lowers debt further, because common pool problems across regions’ deficit choices are internalized. The establishment of a federal government with fiscal powers over the whole monetary union would be less likely to avoid excessive deficits, because only the second mechanism mentioned above would apply. Moreover, the effective level of public services would be lower, if centralized spending decisions are less informationally efficient