La Argentina, como Nación, en el nuevo contexto internacional, de libre comercio y de interdependencia económica, no tiene aún una visión homogénea de su pasado. Cada corriente ideológica como así también cada grupo de interés, se inclina, inevitablemente, por aquellas personas o sucesos que sean afines con sus pensamientos, haciendo un análisis subjetivo del pasado para dar validez a su punto de vista. Esta actitud, puede llevar en determinados momentos, a enfrentamientos y rupturas de la memoria nacional, que generalmente se verán agravadas en momentos de crisis. Surgen así, frente a estas interpretaciones opuestas del pasado de los argentinos, tantas historias como ideas existan acerca de éste. La búsqueda de la verdad, la llama de la sabiduría que alimentó a los Padres de la Patria, queda entonces virtualmente descalificada por la irracionalidad y el egocentrismo, aboliendo toda esperanza de llegar al punto medio, que es donde -de acuerdo con Aristóteles y Descartes, entre otros filósofos- mora seguramente la verdad. La importancia de la lectura histórica con la debida cautela y respeto es fundamental para establecer un marco racional adecuado, dentro del cual se puedan hacer proyecciones hacia el futuro que, usualmente, conlleva incertidumbres y oponencias. No es intención de este trabajo juzgar los sucesos que condujeron al actual divorcio entre la sociedad y las Fuerzas Armadas; pero sí debemos conocerlos, para luego tratar de comprenderlos. Como bien dijera Churchill "...el juicio final acerca de los gobernantes puede ser únicamente registrado por la historia en relación con los hechos". Estudiar los hechos del pasado, no es tarea fácil; en cambio, si se los ubica en el tiempo, el lugar y las apreciaciones individuales de sus actores, es posible que nos acerquen al punto medio aludido.