Analisis del sistema Mexicano de investigacion agropecuaria

En la d�cada del 90, el sector agropecuario mexicano gener� alrededor del 5% del PBI y el 2.5% de las exportaciones. A pesar de su reducida contribuci�n al PBI, el sector agropecuario tiene una gran importancia econ�mica y social como generador de empleos (un 25% del empleo total), por su influencia sobre el costo de vida, la prevalencia de la pobreza rural (m�s del 75% de la poblaci�n pobre y m�s del 50% de los que viven en pobreza extrema habitan en zonas rurales) y porque las exportaciones agropecuarias constituyen una fuente de ingreso importante para varias regiones, especialmente las zonas irrigadas del norte y centro del pa�s. Desde la d�cada del 70, algunos productores agropecuarios mexicanos, especialmente los que se integraron a cadenas exportadoras, pudieron incorporar tecnolog�as de punta que han sido la base de su competitividad. Pero, en general, estas tecnolog�as no fueron desarrolladas por las instituciones p�blicas de investigaci�n sino que fueron importadas o desarrolladas por empresas privadas mexicanas. Las instituciones p�blicas de investigaci�n fueron creadas para proporcionar apoyo t�cnico a las pol�ticas de desarrollo agropecuario. Por esta raz�n, las autoridades de estas instituciones manten�an contactos fluidos con las dependencias gubernamentales de las que depend�an, pero sus interacciones con agricultores y empresas ligadas al sector eran d�biles. En general, esta estructura jer�rquica se reproduc�a dentro de las instituciones y en sus relaciones con los agricultores. A partir de la d�cada del 90, M�xico ha hecho un esfuerzo importante para reformar su sistema p�blico de investigaci�n. Los cambios incluyeron nuevos incentivos para los investigadores establecidos por las principales instituciones financiadoras. Sin embargo, las reformas dentro de las propias instituciones han avanzado a paso lento, especialmente los incentivos para incrementar las interacciones con otros agentes dentro del sistema de innovaci�n agropecuario a�n no se han adecuado a las necesidades de un sector integrado a la econom�a mundial.